¿Cómo
empezar? ¿Diciendo lo increíble que es esto? ¿Recordando momentos? En fin,
pensemos…
Que
no es un mes, ni dos, ni medio año; que son tres años junto a ti. Con sus malas
rachas, sus problemas, sus ganas de arreglar cualquier error, sus conciertos
compartidos, sus fiestas, sus veranos echando de menos mil cosas… Que se me
queda corto todo esto para darte las gracias por todo lo que haces por mí, que
hay veces que puede que sea esa imbécil que la cague pero que enseguida me
arrepiento. Que el día que todo esto ya no esté no será lo mismo. Aguantas mis
problemas día sí y día también, y no solo eso; si no que también me apoyas
aunque tome la decisión incorrecta. Joder, que todo esto es muy grande e
imposible de meterlo en un puto texto.
Cuando
lo paso mal, ahí estas tú. Cuando lo paso bien, ahí estas tú. Cuando me doy la
hostia, por muy grande que sea, ahí estas tú. Cuando caigo, ahí estas tú para
ayudarme a levantarme y darme fuerzas para seguir adelante. Vale que tengamos
nuestras diferencias y nuestras opiniones, y que esas opiniones a veces nos lleven
a jodernos entre nosotros, pero aquí lo que cuenta es que lo sabemos arreglar
sin pedir ayuda a nadie. Sin ti nada, lo sabes y no hace falta que te lo
recuerde, que eres lo mejor que tengo, uno de mis grandes apoyos. Eres enorme,
pero sobre todo eres único. No cambies, recuerda que seas como seas siempre
serás tú y eso es lo que te hace fuerte y hace fuerte a las personas de tu
alrededor.
Te
quiero.